El brillante ojo entreabierto de Dios —o de algún Arcángel, o de algún Querubín, quién puede saberlo— vigilaba el despertar perezoso del cachorro-leopardo.
sábado, 23 de octubre de 2010
viernes, 22 de octubre de 2010
OTOÑO 30
La princesita de chocolate y sucedáneo de cristal estaba preocupada únicamente en recrear el mito de Narciso, pero yo hubiese dado cualquier cosa por acabar de despintarle la laca roja de sus uñas.
jueves, 21 de octubre de 2010
OTOÑO 29
Me hubiera gustado prolongar el atasco sólo por seguir viendo aquella hipnótica coreografía en blanco y negro.
miércoles, 20 de octubre de 2010
martes, 19 de octubre de 2010
OTOÑO 27
Yo.
Yo en el medio.
Yo en el medio, dividiendo, separando el hambre de la comida.
Yo en el medio.
Yo.
Yo en el medio.
Yo en el medio, dividiendo, separando el hambre de la comida.
Yo en el medio.
Yo.
lunes, 18 de octubre de 2010
OTOÑO 26
Pisé despacio el lienzo pardo que a aquella hora casi obscena de la madrugada cubría el parque, y las hojas crujieron bajo mis pies. Pensé que el sonido debía ser parecido a un tsunami salvaje de lombrices de color sangre, brillantes y viscosas.
Revolví un poco las hojas con la punta del zapato, ensayando dibujos geométricos perfectos, pero debajo había más.
Siempre había más.
domingo, 17 de octubre de 2010
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