Una araña negra en un crónico trayecto circular de ida y vuelta.
Unos pájaros despiadados, piando enfebrecidos y esnifando cocaina sin parar mientras regresan al nido.
Y un gato.
Un gato rubio, paseándose altivo y presumido por la arista de la pared, con su recompensa brillante entre los dientes.
Amanece poco a poco.