A veces, la literatura es tan absurda como la vida
martes, 24 de agosto de 2010
VERANO 65
Me pareció descubrir la figura del rostro de Jesucristo en las vetas blanquecinas del mármol rosado que adornaba el imponente pasillo. Era un Jesucristo sereno, con unos afilados y brillantes colmillos anhelantes de sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario