A veces, la literatura es tan absurda como la vida
jueves, 4 de noviembre de 2010
OTOÑO 43
No lo parecía, y es posible que ni siquiera él lo supiera, pero aquel tipo que esperaba impaciente a que se abrieran las puertas del vagón estaba relleno de peluche. Peluche blanco.
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