A veces, la literatura es tan absurda como la vida
viernes, 6 de agosto de 2010
VERANO 47
Si se moría, si se reía, si era devorado por los silencios, como una navaja de hielo en la garganta, si le rodeaban las teclas del piano, él siempre quería estar allí.
Pero de eso hace ya mucho tiempo. Demasiado, tal vez.
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